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Releer y Subrayar Son Ineficaces: El 80% de los Estudiantes Carecen de Formación en Métodos de Estudio


¿Qué técnicas de estudio son realmente efectivas? Aunque la ciencia ha proporcionado información sobre este tema durante décadas, los sistemas educativos, especialmente en países como España, a menudo no transmiten este conocimiento a los estudiantes.



Un estudio exhaustivo, el mayor realizado en España y el más amplio a nivel mundial enfocado específicamente en estudiantes de secundaria, con una muestra de 3,414 participantes, revela que los métodos que implican elaboración — encontrar un significado personal en el material — y la práctica de recuperación — recordar la información estudiada de memoria, similar a tomar un examen de práctica — están fuertemente correlacionados con un buen rendimiento académico. Por otro lado, las técnicas comunes como releer apuntes, subrayar, copiar contenido o la memorización literal muestran poca efectividad.


Esta investigación fue llevada a cabo por Héctor Ruiz Martín, director de la International Science Teaching Foundation y autor de varios libros sobre aprendizaje y memoria; Marta Ferrero, vicedecana de Investigación de la Facultad de Educación de la Universidad Autónoma de Madrid; y Fernando Blanco, profesor de Psicología Social en la Universidad de Granada. Sus hallazgos se publicaron recientemente en la revista estadounidense Cognitive Research: Principles and Implications.


El trabajo de campo se realizó en 2023 en 27 centros educativos diversos en Cataluña, que abarcan desde distritos de Barcelona hasta pequeños pueblos. Estos centros semi-privados fueron seleccionados debido a las dificultades para obtener permisos en las escuelas públicas, aunque la muestra fue diversa en términos socioeconómicos.


La mayoría de los participantes eran estudiantes de ESO (Educación Secundaria Obligatoria), con un pequeño número en Bachillerato. Los investigadores administraron dos encuestas durante las horas de tutoría: una sobre estrategias de estudio y otra sobre actitudes y creencias acerca del aprendizaje, en días distintos para evitar distorsiones atribuibles al cansancio. Al final del curso escolar, los investigadores recibieron informes de calificaciones de los centros, con identidad anonimizada, y analizaron el impacto de diversas técnicas de estudio.


Un sorprendente 80% de los estudiantes informó que nunca había recibido formación

formal en métodos de estudio, a pesar de que esta es su principal ocupación durante al menos 10 años — la duración de la educación obligatoria en España.


Principales Conclusiones

El estudio concluyó que las estrategias que son cognitivamente poco exigentes, y que son las más comunes entre los estudiantes, como releer varias veces el mismo texto, subrayar o copiarlo, no se correlacionaron con un mejor rendimiento académico. Del mismo modo, la memorización literal resultó ineficaz.

Por el contrario, las técnicas basadas en la elaboración y la práctica de recuperación, respaldadas por evidencia científica, mostraron correlaciones positivas con el rendimiento. La elaboración implica entender la nueva información conectándola con conceptos ya conocidos, pensando en ejemplos o explicando los párrafos recién leídos en palabras propias.

La práctica de recuperación incluye recordar el material aprendido mediante varios métodos: autoevaluaciones, explicando el tema a un compañero, usando tarjetas de memoria (flashcards), o redactando resúmenes sin mirar la fuente y luego verificando su exactitud.


Un Resultado Inesperado

Otra estrategia de estudio efectiva, según la evidencia, es la práctica espaciada — estudiar el material varias veces con intervalos de tiempo entre cada sesión — pero no se correlacionó con el rendimiento en este estudio, desafiando la hipótesis inicial de los investigadores, aunque estudios similares han sugerido lo mismo.

“En nuestra opinión, el problema es que los métodos tradicionales de evaluación, de los cuales derivan las calificaciones, no reflejan la calidad del aprendizaje: ¿es duradero y transferible? Sabemos que la práctica masificada, que implica estudiar intensamente justo antes del examen, por ejemplo, el día anterior (y que es lo contrario a la práctica espaciada), es efectiva a corto plazo pero resulta en un conocimiento efímero y rígido. Por otro lado, la práctica espaciada fomenta un aprendizaje más duradero y flexible. Sin embargo, los métodos de evaluación actuales favorecen la práctica masificada, enmascarando los beneficios de la práctica espaciada. Las calificaciones y el aprendizaje son cosas distintas,” explica Ruiz.


La práctica espaciada no se correlacionó con las calificaciones, ni tampoco la práctica masificada. “Esto sugiere que hacerlo de una manera u otra no haría gran diferencia en los exámenes, al menos en la educación secundaria,” señala Ruiz, agregando que los resultados podrían ser diferentes en contextos más exigentes como la universidad o la preparación de oposiciones. “En cualquier caso, todo depende del método de evaluación.”


A pesar de no correlacionarse con las calificaciones, la práctica espaciada sí se correlacionó con el interés genuino por aprender. “Los estudiantes motivados para aprender tienden a espaciar más sus sesiones de estudio, a diferencia de aquellos que se centran exclusivamente en las calificaciones.” La ansiedad también mostró “una correlación negativa con la práctica espaciada,” lo que sugiere que podría reducir el estrés,” agrega Ruiz.


Confianza y Control

El estudio encontró un vínculo significativo entre la práctica de recuperación, la elaboración y la autoeficacia, que Ruiz define como “la confianza de los estudiantes en su capacidad para aprender y superar los desafíos académicos.” Estas técnicas también se correlacionaron con las “creencias de control,” la confianza de que el éxito en el aprendizaje depende del esfuerzo del estudiante y no de factores externos como el sesgo del profesor.


La investigación también confirmó que estudiar con música, un hábito reportado por uno de cada cuatro estudiantes, no es aconsejable, ya que se correlaciona negativamente con el rendimiento académico. Por el contrario, estudiar en entornos libres de distracciones se asoció con un mejor rendimiento y menor ansiedad en los exámenes. Sin embargo, los autores del artículo admiten que la música, especialmente si es relajante y sin letra, podría ser útil para los estudiantes que no tienen un lugar tranquilo para estudiar, como una forma de enmascarar ruidos más perturbadores.

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